
-Una vez repuestos de tanta sorpresa, queda la sensación de haber estado en un mundo diferente.
Rota la rutina de " nuestro Madrid" por la fascinación de una ciudad que se proyecta hacia arriba. Caes en las redes del atractivo de los edificios de esa monumental ciudad. Tráfico caótico, peculiares habitantes cohabitando con culturas dispares. El hermetismo de sus guetos ya rotos en aras a los pingües beneficios que proporciona el turismo.
Tierra de promisión, monumento permanente de lo que puede llegar a ser un emigrante con la fuerza de la resolución por salir de la pobreza.
Hay mucha fuerza en todos los edificios, en todos los negocios y empresas nacidas de la nada y que han alcanzado los confines de la Tierra con tal de extender su zona de influencia comercial.
Mucha mucha fuerza. Inconmesurable fuerza; aunque sabemos que ésta es capaz de "derretirse" con su oponente: la potencia.
La potencia de la inocencia, de la honestidad, de la voluntad por ser y saber.
Del trabajo tomado con sencillez, del ánimo y la tenacidad por llegar a la felicidad con energía, pero también con cordura, sosiego y AMOR...
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